viernes, 3 de junio de 2011







Louise L. Hay en su libro “Tu puedes sanar tu vida”, explica que muchas de nuestras ideas son limitantes y bloquean nuestras opciones de abrirnos a la prosperidad, por estar relacionadas con carencia y necesidad.



Dice que es importante agradecer todo lo que tenemos y bendecirlo con amor. Eso lo hace crecer y permanecer en nuestra vida.

También explica muy bien el concepto de merecer. Todos merecemos lo mejor que la vida puede poner a nuestro alcance y en el universo hay suficiente para todos.

Una parte que me gusta mucho, es que dice que cuando alguien nos quiere dar algo, ya sea un presente, reconocimiento, un elogio, o hacer una invitación, lo podemos recibir con alegría y placer, con amabilidad, con una gran sonrisa y un enorme “gracias”.

En eso estaba cuando recibí un correo de Cece con la siguiente nota:

“Dice el libro del buen Karma que no debes decir “de nada”, porque es como si minimizaras lo que haces con buena intención”. Luego añadió: “En ingles se dice “your welcome”, que es “bienvenido”.

Esto me hizo reflexionar, que efectivamente, nos enseñaron a contestar el “gracias” con un “de nada”, o “no es nada”, o “no tiene importancia” y creo que es cierto, es como quitarle valor a lo que hacemos o damos con la intención de ayudar a alguien o simplemente de demostrar nuestro afecto.

Lo damos de todo corazón y con la mejor intención de que sea útil, agradable y quizá valioso para esa persona.

Por eso, creo que tiene razón cuando dice que un “gracias”, lo podemos contestar de otra forma, que no minimice o desvalorice ese acto de amor que realizamos.

Porque dar, es un acto de amor tan valioso como saber recibir, aceptar con gusto lo que otros nos ofrecen con buena intención. Damos algo y en reciprocidad, recibimos algo. Dicen que el agradecimiento se puede demostrar de muchas formas: con una mirada, con una sonrisa, con un abrazo, con un gracias.

Dejemos de lado el exceso de modestia, las frases como “no te hubieras molestado” bien pueden quedar a un lado para decir solamente “Gracias”.

Y del otro lado, cambiar la forma en que contestamos a un “gracias”. En lugar de decir “de nada” o “no tiene importancia”, podemos decir que lo hacemos con gusto, que deseamos que le sirva o ayude, que esperamos que sea un bien, que sea útil, en fin, debe haber muchas otras frases que cambien el protocolo que aprendimos en nuestra infancia.

Porque las palabras tienen un significado que va mas allá de la educación o las buenas costumbres. Las palabras tienen poder, tienen un valor y debemos aprender a reconocerlo.
Las palabras llegan a nuestros oídos, pero su significado va mas allá de nuestra mente consciente, hasta nuestro subconsciente, a nuestras emociones.

Al fin de cuentas, el valor de las palabras está en el significado que le damos cuando nos comunicamos con otras personas y en ellas reflejamos nuestras creencias.

En la medida en que aprendemos a generar pensamientos positivos y cambiamos nuestra forma de expresarlos, reforzamos nuestras creencias más profundas.

Podemos hacernos conscientes del uso que le damos a las palabras, de su significado, de lo que representan para cada uno de nosotros.

Decir gracias nos permite hacer patente nuestra gratitud. Saber agradecer y valorar lo que tenemos ahora, nos ayuda a mantenerlo y mejorarlo. Abrimos nuestra mente y nuestro corazón para recibir más, porque merecemos más, somos dignos de recibir, de tener, de disfrutar todo lo que el mundo tiene para nosotros.

De ahora en adelante, valoremos esos actos de amor que consisten en dar, en compartir lo que tenemos, con otras personas. Ya sea que lo necesiten o que sea nuestro deseo darlo. A un gracias, contestemos “con mucho gusto”, o “es un placer”, o “deseo que te sirva, que te guste, que te sea de utilidad”.

Que tengas un gran día.